domingo, 1 de noviembre de 2009

balance de Kraft

Desde el Comité Central del Comité Constructor del Partido Obrero Revolucionario les ofrecemos algunos aportes para el debate de un balance de un conflicto testigo de la exterrabussi.

Kraft: la izquierda desarmada

Por Gustavo Gamboa

Advertencia y limitaciones

Escribimos estos apuntes desde afuera del conflicto. Sólo estudiamos los artículos, volantes y comunicados de prensa de los actores. Pero militamos activamente entre los trabajadores. Como parte de esa militancia hicimos lo que pudimos en solidaridad con las luchas, incluída la de Kraft. Pero la “solidaridad” se troca en impotencia si no está clara la perspectiva de un proceso. Creemos sinceramente que el mejor aporte a la hora del balance es la crítica de buena leche, aquella que se basa en la solidaridad, y no en el regateo oportunista buscador de culpables. Tampoco sirve “disparar para adelante”, con el verso de que “la única lucha que se pierde es la que se abandona”. Por definición, las luchas se pueden ganar o perder. También es cierto que toda victoria o derrota es relativa, en relación a la situación de conjunto del movimiento obrero. Una derrota sindical en cuanto a las reivindicaciones inmediatas puede significar, no obstante, un salto cualitativo en la conciencia de sus protagonistas, y de la vanguardia que está atenta al desarrollo y desenlace de un conflicto. ¿Cómo se aplican todos estos considerandos a Kraft-Terrabusi? ¿Qué enseñanzas deja el resultado provisorio? ¿Qué perspectiva marca para el conjunto de la situación de los trabajadores, y de la realidad política general?

Crisis capitalista-ofensiva de la patronal

Kraft Food construyó el mayor monopolio yanqui de la alimentación bajo el ala del Pentágono, la jefatura militar de Estados Unidos, abasteciendo de alimentos a sus tropas allí y en cuanto país invadió ese imperialismo. Warren Buffet, el mayor accionista de la Kraft, es el principal “consejero” económico de Obama (le llaman “el oráculo” del presidente yanqui, y fue el mayor aportista a su campaña presidencial). La Kraft, con esos apoyos, decidió enfrentar la crisis comprando a una de sus rivales en el mundo, la Cadbury inglesa, en 16.700 millones de dólares. Para eso, lanzó un plan de ajuste, uno de cuyos objetivos es eliminar un turno e imponer las 12 horas a los demás trabajadores de Terrabusi.
Lo de Kraft es la punta de lanza de esta oleada de despidos, principalmente de los monopolios imperialistas, que tratan de descargar la crisis sobre sus trabajadores, en particular, sobre sus filiales en los países oprimidos como el nuestro. Por eso, Terrabusi en la Argentina es un
caso testigo para “legitimar” esta oleada de cientos de miles de despidos.
De este diagnóstico certero se desprende que la respuesta obrera fue de carácter DEFENSIVO. La conquista lograda años atrás de contar con una comisión interna no burocrática (en el sentido de no estar alineada ovejunamente con la burocracia pro patronal del Sindicato de la Alimentación dirigido por Rodolfo Daer) permitió vehiculizar la resistencia ante la perspectiva cierta del ataque patronal.
Pero la composición política subjetiva de esa comisión interna configuró un factor adicional al conflicto, ya que por sus pertenencias partidarias, y las respectivas caracterizaciones del período político que atravesamos, lejos estuvieron sus miembros de expresar genuinamente el espíritu de lucha y la conciencia de los 2700 trabajadores de Kraft.
No se trata de que los delegados sean correa de transmisión pasiva de las bases. Es muy correcto que actúen como elementos concientes, militantes, activos. Pero si esos delegados leen incorrectamente la situación general del movimiento obrero, y en particular de sus propios compañeros, es altamente probable que desarrollen una política aventurera e irresponsable, propia de los grupos políticos a los que pertenecen. No podemos precisar en detalles como se expresó al interior de fábrica esa política. Pero sí está clara esa lógica política que criticamos extramuros de la fábrica, en nombre de “los obreros de Terrabusi”.
Qué escribió, que dijo y cómo actuó la izquierda en el medio del conflicto
Se pudo leer en “HOY” (órgano del Partido Comunista Revolucionario):
“ Hay cientos de fábricas en las que está pasando lo mismo que en Terrabusi, y que tienen un camino trazado desde la planta de Pacheco para impedir que las patronales descarguen la crisis con despidos, suspensiones, cierres de plantas, etc. Hay una situación favorable para esas luchas. Y se ha demostrado que hay una línea y una conducta clasista y combativa, que hoy es una fuerza real dentro del movimiento obrero, al que millones de trabajadores están mirando con simpatía.
También, la lucha de Terrabusi es un punto de referencia para el combate estudiantil, agrario y de otros sectores. Amplios sectores populares valoran la importancia de que haya aparecido un contingente obrero como Terrabusi; un faro que siempre ha buscado la unidad multisectorial de las fuerzas obreras y populares, patrióticas y democráticas; y que en esa unidad la clase obrera juegue su rol.
“Digan lo que digan, la Argentina nunca se repuso de las anormalidades de la gran crisis de principios de siglo”, afirmó, con razón, Joaquín Morales Solá (
La Nación, 27/9). Es una confesión, desde otra vereda, de que las brasas del Argentinazo siguen encendidas, que brotan nuevas brasas, que de esas brasas brota el fuego, y que se avanza por el camino del 19 y 20 de diciembre del 2001 y la rebelión agraria; el único camino para torcerle el brazo a esta política, y conquistar un gobierno de unidad popular, patriótico y democrático, que dé vuelta la tortilla y haga pagar la crisis a los que llenaron los bolsillos a costa de los sufrimientos del pueblo.”
Se pudo leer en “La Verdad Obrera”, órgano del Partido de los Trabajadores Socialistas:
“Terrabusi le abrió las puertas en la escena nacional a un ascenso obrero que, como venimos mostrando desde estas páginas, se inició a fines del año pasado y se pronunció luego del debilitamiento del gobierno en las elecciones. Desde las luchas de resistencia en algunas automotrices de Córdoba y Santa Fe como IVECO, Renault, Volkswagen y General Motors entre fines del 2008 y el verano del 2009, hasta la reciente huelga de 6.000 petroleros de Santa Cruz, pasando por el paro de la UOM que se hizo activo desde abajo hasta en las pequeñas metalúrgicas, y las rebeliones salariales de las grandes siderúrgicas como Siderca de Campana. Los estatales y docentes en varias provincias, desde la rebelión de los municipales de Córdoba hasta la impresionante huelga de los trabajadores de la salud que se está llevando adelante en Tucumán.”
Se pudo leer en “Prensa Obrera”, órgano del Partido Obrero.
“La huelga de Kraft abrió una nueva etapa política, donde tendrá que dirimirse qué fuerzas sociales se harán cargo de la crisis que emerge con la descomposición del kirchnerismo. La disyuntiva que se abre después de Kraft es clara. Por un lado, está la jauría patronal que exige el arreglo inmediato con el capital financiero, los tarifazos y un “ordenamiento” de las relaciones laborales de la mano de la infantería. Por el otro, está la profunda corriente de lucha que ha emergido con Kraft, que exige poner en pie una alternativa propia de los trabajadores.”
Como se puede apreciar, cada una de estas principales corrientes con incidencia en el conflicto de Kraft tiene sus matices, pero bajo un común denominador: un exitismo delirante que sobrevalora la conciencia y la capacidad de lucha de la clase obrera, que minimiza las posibilidades de la clase enemiga, del Gobierno, y de su agente, la burocracia sindical, y que por lo tanto, caracteriza incorrectamente la correlación de fuerzas.
En el propio desarrollo del conflicto, cuando mediante la represión y la utilización de una masa mayoritaria de obreros de fábrica la patronal logra quebrar la ocupación, ninguna de estas corrientes nombró a las cosas por su nombre, registrando como corresponde lo que había sucedido: una DERROTA PARCIAL del movimiento de lucha, determinada esencialmente porque Kraft logró normalizar la producción.
Más allá de que no es criticable en sí mismo que se organicen actos, cortes, colectas en solidaridad, lo cierto es que estas actividades operaban como el taparrabos que los aparatos y aparatitos de la izquierda se ponían, para tapar su propia desnudez ideológica, política y organizativa. No sólo se presentaba equivocadamente el teatro de operaciones al margen de los obreros de carne y hueso de Kraft (¡que iban a trabajar luego del desalojo!), sino que se sobreactuaba en ese teatro, pretendiendo hacer creer que unos pocos cientos de estudiantes, desocupados y activistas políticos podían revertir la derrota que no se nombraba mediante cortes de calles y/o caminos, cuya única trascendencia fue molestar a trabajadores y vecinos, a los que en verdad, habría que conquistar para la solidaridad.
La honesta militancia que desplegó energías en todas esas actividades tiene el derecho y el deber de preguntar a los dirigentes que escriben esos periódicos:
¿Cuáles son las cientos de fábricas donde pasa lo mismo que en Terrabusi? ¿Y el ascenso obrero? ¿Y la nueva etapa política? ¿Y la descomposición del kirchnerismo? ¿Y el fuego de las brasas?
Qué escribe, qué dice y cómo actúa la izquierda a la hora del balance
La firma del acta acuerdo en el Ministerio de Trabajo (ver aparte informe de la mayoría de la comisión interna que la firmó) fue el corolario inevitable y anunciado de un derrotero marcado por la ofensiva patronal, la complicidad de la burocracia (de Daer y de Moyano), y la habilidad del Gobierno, para fortalecer su capacidad de arbitraje cabalgando sobre la propia polarización del conflicto.
La paz social que el acta le garantiza a la patronal coincide con la caducidad de los mandatos de la comisión interna no burocrática, lo que ha hecho que la burocracia de Dáer, de la mano de Kraft, apresure la convocatoria a elecciones de delegados.
La división de la Comisión Interna en el momento culminante de la firma del acta (así lo hizo la mayoría que responde a la CCC-PCR, y la rechazó Hermosilla, alineado con el PTS) debilita el frente antiburocrático para enfrentar la ofensiva reaccionaria. Y esto con el agravante de que no comprenden siquiera la necesidad de la defensa propia: tal división fue trasladada a la conformación de las listas para la elección de delegados del 3 de noviembre. Que ambas listas (la impulsada por el PTS y la impulsada por el PCR) denuncien correctamente el carácter fraudulento de estas elecciones sin registrar que tal carácter es un síntoma más de la derrota, habla de su confusionismo ideológico y político.
Es absurdo buscar en tal o cual detalle del desarrollo íntimo del conflicto “la causa” de la derrota parcial sufrida. Incluso la firma del acta pudo haber sido inevitable, a condición que se reconozca como capitulación ante un enemigo que nos vence, y no, como pretende engañar el PCR, como un “recurso táctico” para fortalecer la organización de fábrica ya que “la lucha continúa”.
Lo increíble de esta secta stalinista es su cinismo, ya que (sin lluvia mediante) se olvidaron transitoriamente de las brasas, el fuego, y el segundo argentinazo.
En el caso del PTS, siguen escamoteando la esencia del problema: la disociación entre su vanguardismo (en este conflicto encarnado en Javier Hermosilla) y el atraso y falsa conciencia del conjunto del movimiento obrero. El recurso de acusar a los traidores de siempre (la burocracia de Dáer, la de Moyano, la de la CTA, y en última instancia, al propio PCR) es un abuso de obviedad que oculta la propia debilidad del clasismo revolucionario. Así, se puede leer en “La Verdad Obrera” 348 del 22-10-09:
“El primer resultado de dos meses de lucha, todavía inconclusa, arrojó una derrota política de la multinacional yanqui y un debilitamiento del gobierno y las burocracias de Daer y Moyano, que se jugaron, de entrada, al aislamiento de la huelga y la represión. Si los trabajadores no lograron imponer la totalidad de su reclamo y reincorporar a todos los despedidos, no se debe a una relación de fuerzas desfavorable. Contaban con enorme simpatía popular ante una patronal deslegitimada en la población y un gobierno en crisis. Necesitaron de la colaboración de la CCC, la mayoría de la Comisión Interna de Kraft, que aceptó subordinarse al chantaje del Ministerio de Trabajo y su imposición de la ”paz social”.
Lejos de revisar los pronósticos exitistas ya citados más arriba, el PTS organizó una Conferencia Sindical abierta en el Hotel Bauen de Buenos Aires. El documento aprobado (que a su vez cita a un nuevo encuentro en Neuquén) está preñado de este exitismo autista para registrar la REALIDAD del movimiento obrero y su vanguardia. Construir una corriente sindical bajo las banderas de la independencia política de la clase obrera es un planteo correcto que compartimos. Pero para dejar de ser una abstracción o una maniobra concreta de un pequeño aparato como el PTS tiene que partir de la más amplia democracia obrera que permita, por ejemplo, la lucha política que expresamos en estas páginas ¿será posible?
Por su parte, el Partido Obrero logra el récord en esquizofrenia política. Esto porque, a pesar de su casi nulo trabajo al interior de Kraft, fue campeón del existismo revolucionario en medio del conflicto.

A la hora de la derrota, utiliza un “CULPABLÓMETRO” más incisivo que el PTS. En una serie de artículos firmados por Néstor Pitrola, presentados como aportes a una Conferencia Sindical a realizarse, Prensa Obrera disecciona cada detalle del desarrollo y del desenlace del conflicto. Sin nombrarla como tal, todo es derrota. Pero…a la hora del artículo final, de conclusión política podemos leer en el título:

“Retroceso en Kraft - Avance para el conjunto”

Con el clásico método del malabarismo maniobrero y mentiroso, se argumenta que si bien la clase enemiga impuso un retroceso en fábrica, el balance del conflicto es un avance para el conjunto del movimiento obrero, por el aprendizaje, el despertar de la conciencia, etc., que por supuesto, deberá expresarse en la citada conferencia del PO.

¿No es, por lo menos, apresurado decir esto? Si bien puede pasar que una derrota o varias de ellas puedan ser el terreno de aprendizaje para el conjunto ¿no habría por comenzar diciendo que esto es a condición de que se estudien las causas de la derrota? ¿Se olvió Pitrola de lo que Prensa Obrera anunció tan sólo semanas atrás? ¿No estábamos ante una nueva situación política maracada por la descomposición del Gobierno de Cristina?

Qué escribimos, que decimos y como actúa nuestra organización

Algo más de un año atrás, cuando se discutía el balance de conflictos como el Casino de Buenos Aires (entre otros), nuestra organización recibió una serie de documentos firmados por el militante marxista Rolando Astarita, en los cuales se definían dos tendencias bien definidas dentro del campo antiburocrático: Aquella que impulsaba un luchismo permanente, y aquella otra que consideraba que estábamos en un período de luchas defensivas, donde debía primar un trabajo de recomposición del activismo (tanto en lo ideológico-político como en lo organizativo-sindical). El carácter PREPARATORIO de las tareas marca las prioridades, y por lo tanto, se trata de evitar luchas a la descubierta, provocaciones patronales, y aventurerismos irresponsables.

Los puntos débiles de esta tendencia son múltiples:

a) la mayor parte del activismo combativo y antiburocrático (militante o no en partidos de izquierda), forma parte de la primer tendencia, la luchista.

b) La burocracia y/o sectores reformistas usan argumentos similares a nosotros (la realidad es cambiante, pero es una sola), no con el objetivo de organizar la resistencia, sino como parte de su política de conciliación de clases.

c) Es mucho más atractivo (aunque sea palmariamente equivocado) el despliegue activista luchista, que el trabajo preparatorio. Así, a caballo de la enorme inmadurez y atraso del activismo, los aparatos seducen y reclutan a partir del exitismo. Los fracasos posteriores dejan el tendal de desmoralizados, pero en tanto no hay balance ni autocrítica, y hay nuevas legiones de jóvenes militantes, el fenómeno se recicla (hay que ver hasta cuando).

d) Existe en mucha/os compañera/os, que por lo bajo adscriben a nuestra tendencia, una suerte de culpabilidad vergonzante de intervenir abiertamente contra el luchismo irresponsable. Se mezcla su propia inmadurez en el balance de sus propios procesos militantes (en general se trata de militantes que vienen de esos aparatos mencionados), con una gran confusión de cuales son las tareas posibles para avanzar en el trabajo revolucionario en el actual período histórico.

Armados con la declaración política que reproducimos en estas páginas, ampliamente discutida internamente, nuestra organización priorizó su trabajo en los sectores donde, como pequeño grupo de un puñado de militantes, tiene responsabilidades sindicales.

Así, somos parte del proceso de plan de lucha en salud y educación de la provincia de Santa Fe. Somos concientes que tenemos que estar atentos y no ser rutinarios ante los posibles virajes que la situación plantee, ya que si bien se sigue pagando el precio de las derrotas previas (¡y las que lamentablemente se siguen sumando!), la propia crisis capitalista va generando una situación de conflictividad social creciente. Lejos de actuar ante esta realidad como “profetas de las derrotas por venir”, debemos inervenir activa y correctamente, no sólo para beneficiar el resultado inmediato de las luchas en curso o futuras, sino para ir armando una auténtica tendencia sindical clasista que heche raíces entre los trabajadores.

Extraído de HOY, periódico del Partido Comunista Revolucionario

En Terrabusi Kraft la mayoría de los trabajadores ya se pronunció

Reproducimos comunicado de prensa.

Hoy miércoles 21 se han realizado las asambleas generales en el Turno Mañana y el Turno Tarde. No se pudieron hacer el día de ayer por la negativa de la patronal.

La presión de los trabajadores hizo que el Ministerio de Trabajo obligue a la Kraft a garantizar lo pactado en el acta: realizar asambleas que aceptaran o rechazaran lo firmado por la mayoría de la Comisión Interna.

En el Turno Mañana participaron 623 compañeros. 18 se abstuvieron, 2 votaron en contra, y 603 votaron a favor de haber firmado el acta. En el Turno Tarde la asamblea contó con 407 compañeros. 12 se abstuvieron, 3 votaron en contra, y 392 ratificaron el acuerdo.

En el Turno Noche no se realizó asamblea, ya que el compañero Hermosilla, equivocadamente, boicoteó la convocatoria, coincidiendo con la patronal.

La votación de las asambleas demuestra que, masivamente, la mayoría de los trabajadores apoyó la posición de la mayoría de la Interna , de haber firmado el acta.

En las asambleas se planteó la campaña para levantar fondos para los despedidos. A partir de esto, la mayoría de los compañeros que cobraron, depositaron sumas importantes para este fondo de lucha.

También se planteó en las asambleas evaluar el quite de horas extras si la empresa no cumple con el acta, entre otras medidas.

El lunes 19 el sindicato convocó a elecciones de Comisión Interna para el 3 de noviembre, violando la fecha acordada (fin de noviembre), que propuso la mayoría de la Comisión Interna , considerando equivocado dividirnos en una campaña electoral, cuando el conflicto sigue abierto y el centro es la pelea por la reincorporación de los 52 compañeros que están afuera.

Estamos en una nueva etapa en lucha por la reincorporación de todos. La empresa ha maniobrado y lo seguirá haciendo. La clave es la unidad en la lucha de los 2.700 trabajadores.

En estos dos meses, la firmeza de la lucha de los trabajadores, y la extraordinaria solidaridad popular, permitieron que la situación cambie a nuestro favor. La Kraft y Daer debieron hacer concesiones buscando recomponer su imagen, pero poniendo palos en la rueda para pudrir la negociación.

El gobierno buscó la manera de sacarse esta brasa ardiente del conflicto, que se convirtió en un punto de referencia para los trabajadores de cientos de fábricas que estaban en la misma situación.

La patronal debió retroceder en su plan de echar a 750 compañeros (por ahora), conceder la reincorporación de 70 despedidos y suspendidos, y seguir la negociación de los restantes trabajadores despedidos. La Kraft y Daer debieron ceder el reingreso de la Comisión Interna , con sus derechos gremiales.

Esas conquistas son un paso adelante que fortalece a los trabajadores para la nueva etapa que se inicia. Así lo entendieron la mayoría de los compañeros que ratificaron en las asambleas lo actuado por la mayoría de la Comisión Interna.

¡Viva la lucha de los 2700 trabajadores de Terrabusi Kraft!

¡Todos adentro!

Ramón Bogado, María Rosario, Jorge Penayo, Alcadio Alfonso, Noelia Bergandi
Por la Comisión Interna de Terrabusi
21 de octubre de 2001

Declaración del CC-POR distribuida masivamente en los frentes donde actuamos

El conflicto de Kraft-food, la crisis capitalista y la situación del movimiento obrero:

Solidaridad de clase, coordinar las luchas, partir siempre de la verdad y la realidad

Las provocaciones de la patronal yankee tienen su origen en la lógica del capital: ante la crisis de conjunto, y a pesar de tener aún fabulosas ganancias, se trata de ajustar a costa de los trabajadores: congelamiento y/o reducción salarial, reducción de turnos, aumento de los ritmos de producción. Es la misma lógica de Paraná Metal o de Mahle, que al no verse rentables, levantaron carpa dejando en la calle a cientos de obreros.

Los miles de puestos de trabajo perdidos en la Argentina (¡en el mundo se cuentan por millones!) demuestran que esa lógica capitalista ha sido hasta hoy más fuerte que las luchas de resistencia desplegadas por los trabajadores.

El propio caso de Kraft-Food así lo demuestra: el plan de lucha sufrió una primer derrota al ser desalojada la toma de la fábrica, y especialmente, al haber logrado la patronal retomar la producción.

A pesar de tener una comisión interna combativa, y de contar con una importante simpatía de la población, la huelga fue quebrada por el despliegue reaccionario de la santísima trinidad: la clase burguesa encarnada en la patronal yankee, la burocracia sindical de Dáer y de Moyano, y el Estado (Justicia, Ejecutivos nacional y provincial), que reprimió a los luchadores.

Independientemente que la lucha continúa (en Kraft y en otros sectores de la clase obrera y el pueblo explotado), sólo un aventurero o un irresponsable puede ocultar la situación adversa que sufrimos los trabajadores para impedir un agravamiento aún mayor de nuestras condiciones de vida.

Quienes a partir de la solidaridad y unidad de clase queremos coordinar las luchas para que triunfen, enfrentamos una dificultad más profunda que la prepotencia patronal, la sabida política traidora de la burocracia sindical y la previsible conducta maniobrera y represora del Estado (fuera cual fuese su color político): enfrentamos la confusión, el atraso y el miedo de nuestros compañeros, a pesar de su disposición a luchar y a resistir los ataques que sufrimos.

Enfrentamos también el veneno ideológico de la burguesía, que estimula desde todos los medios de comunicación (¡ahí sí que están unidos oficialistas y opositores a la Ley de Medios!) las peleas de pobres contra pobres: piquetes contra automovilistas; maestros contra padres; médicos contra pacientes, etc., etc..

Es desde esta REALIDAD que tenemos que construir un PLAN DE LUCHA desde las bases, con el método de la asamblea, con el apoyo de toda la comunidad, con un pliego reivindicativo común que supere el corporativismo sectorial.

Avanzar en este trabajo de maduración es la tarea estratégica, para poner en pie coordinadoras, plenarios regionales, multisectoriales que ayuden a superar la dispersión y el aislamiento. Por este camino, la solidaridad de clase que todos manifestamos con las luchas en curso, podrá confluir hacia una gran lucha única contra este sistema capitalista de explotación.

1 comentario:

el oso dijo...

Como quiera que se mire, hay un desprecio de fondo de la condición humana de parte de quienes ostentan el poder económico, que rige la vida y la muerte.