Por: José Luis González
La interpretación histórica ha
sido siempre una interpretación polisémica de la misma y esta definición se ha
emitido de forma ampliada según las relaciones de fuerza que han encontrado las
diferentes clases o capas sociales para oponer una visión sobre la otra. El
liberalismo como ideología ha podido desvirtuar esta característica polisémica
de forma tal que la misma es encasillada en Historiadores y así poder
encorsetar las diferentes visiones en distintas corrientes de pensamiento. Lo que se trata en cuanto al estudio de “la
historia” no es el conocimiento y el recitado sermonar de la palabra santa de “Liberani” (por citar
a cualquier autor) con respecto a otro, utilizando el mismo método, sino tratar
de desarrollar la capacidad interpretativa de los estudiantes de profesorado de
historia, para que estos puedan liberarse de los dogmas (subjetivos) impuestos
por la curricular y desarrollar la necesidad de la creación interpretativa
critica de los hechos históricos.
Hemos pasado de leer el único
libro santo “la biblia” para leer con el mismo método varios autores con los
motes de “MESIAS”, “Marx”, “Trotsky” (como otros) son autores que han contribuido
en sus escritos, grandes aportes teóricos para la clase obrera, empero no dejan
de ser hombres de carne y hueso, con sus subjetividades y lo peor es que
algunos de sus seguidores no ven que el producto (sus escritos) son productos
sociales, es el colectivo, la fuerza de las grandes masas explotadas son los
motores de ese producto, los autores solo son los ejecutores, los burócratas
intelectuales, que el liberalismo rescata principalmente para desarrollar la idea
del INDIVIDUALISMO.
Son estos supuestos que subyacen
los que me motivan a escribir que hay profesores
que estigmatizan a los autores y no dejan espacios para el debate, a lo sumo a
estos debates los disfrazan para oponer un dogma contra otro, esa es una de las
grandes diferencias que hay entre la escuela clásica y el constructivismo, el
cual se despoja de los dogmas, para que a través de las cuestiones que
motivaron a tal accionar de masas en un sentido u otro, saquemos nuestras
propias conclusiones, y no al reduccionismo de ver o no ver si el Paradigma de “x” decía
textualmente esto.-
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